Recuperando la Tradición de la Mujer Sabia o Salvaje
“Durante siglos las mujeres fueron médicas sin título. Excluidas
de los libros y la ciencia oficial aprendían unas de otras y se
transmitían sus experiencias entre vecinas o de madre a hija. La gente
del pueblo las llamaba “mujeres sabias”, aunque para las autoridades
eran brujas o charlatanas”
¿Las mujeres del siglo XXI lo hemos conquistado todo? ¿Qué nos falta o que nos sobra? ¿Nos han robado algo?
El territorio de la mujer es su propio cuerpo y,
desafortunadamente, desde hace muchísimo tiempo este territorio ha sido
politizado. En España, en estos momentos, nos encontramos con la
fatídica ley del aborto de Gallardón, pero tenemos que trasladarnos
hasta el fin de los matriarcados de la Vieja Europa para comprender que
este hecho no es algo nuevo, sino la supremacía de un patriarcado que
decide, jerárquicamente, por nosotras mismas. Hasta que la mujer no
pueda decidir libremente si ser madre o no, no habremos conquistado lo
que nos pertenece. Hasta que no se comprenda que la igualdad entre
géneros es una falacia del sistema en el que nos encontramos, no
habremos conquistado todo lo que nos pertenece. Porque, párate a pensar
algo: en un sistema capitalista, en el que la voz cantante es la del
hombre* y sus necesidades, ¿la igualdad entre géneros no es la
aceptación del modelo patriarcal dominante?
Hombres y mujeres somos distintos, ni mejores ni
peores, uno no está por encima del otro, pero no somos iguales, por lo
tanto, nuestras necesidades no son las mismas. Lo que conquistaron las
mujeres de antaño, la sabiduria de las plantas ,la ciencia del parto
de la relación entre el ciclo de la luna y el ciclo menstrual, la de
nuestra sangre, etc., fue aniquilada por parte de los círculos más
elevados de la jerarquía patriarcal, hace muchos años (recordemos, por
ejemplo, la quema de brujas). Pero uno de los grandes problemas es que
no recordamos. La historia ha sido escrita por los vencedores, por los
hombres, y los testimonios de las buenas prácticas de aquellas mujeres
apenas existen. Por ello se hace tan necesario el estudio y la investigación en los ámbitos de la sabiduría femenina ancestral.
Fruto de la evolución socio-cultural, incluso el lenguaje ha sido territorio robado pues, en estos momentos, la palabra “bruja” aún tiene connotaciones negativas, cuando su significado real es “mujer sabia, mujer que sabe”
y la menstruación aún se ve como algo sucio, que hay que tapar: “estoy
menstruando, necesito descansar más, pero no puedo, que no se note.”
Por lo tanto, también la desconexión del ciclo menstrual, uno de los instrumentos más valiosos que tenemos, cuando está bien entendido, nos ha sido arrebatado.
Las mujeres en su mayoría, aunque esto ya va cambiando, no menstrúan
de manera consciente y son muy utilizadas frases como: “estoy mala”,
cuando se encuentran en sus días de sangre. Las mujeres hemos
conquistado parte del terreno masculino imitando el hacer patriarcal:
envidiándonos entre nosotras, siendo ejecutivas de éxito, queriendo ser
“perfectas” o “súper mujeres” y hemos olvidado lo femenino en nosotras. ¡Hemos llegado a un punto en el quea mamantar al publico en acto revolucionario
plublico! Queda mucho por conquistar, pero ahí estamos , llamando a mujeres preparadas para andar lo desandado y tejer lo descosido.
Qué es la Tradición de la Mujer Sabia o Salvaje y que nos puede aportar a las mujeres de hoy?
La Tradición de la Mujer Sabia o Salvaje no deja de ser un viaje a
través de los tiempos, y a través de diferentes culturas del mundo, con
el fin de recuperar la sabiduría femenina ancestral. No
partimos de la base “lo de antaño siempre es lo mejor”, sino que
investigamos, evaluamos y transmitimos a las mujeres de ahora el
conocimiento que, fruto de la evolución socio-cultural y de los altos
mandos del poder, nos fue arrebatado. Las fuentes más valiosas son los
pueblos indígenas que aún viven, pero también nos basamos en la
experiencia real de las mujeres del presente y en estudios realizados
por médicxs, arqueólogxs, historiadorxs, etc. que han sido pioneros en
sus campos, al dedicarse al estudio de lo femenino, en sus ámbitos.
Ser conocedoras de esta sabiduría y aplicarla a nuestra propia vida
nos hace más conscientes de nuestro propio cuerpo, y este es el primer
paso, porque cuando eres consciente de tu cuerpo puedes confiar en su poder ysentirse soberana del mismo.
De esta manera, dejas de temer procesos naturales de la vida como es,
por ejemplo, el parto, y empiezas a sanar las heridas que permanecen,
intactas, en el inconsciente femenino colectivo. Cuando sabes que tu mal
es el mal de muchas mujeres más, que la vergüenza a la masturbación, a
mirarte en el espejo desnuda, etc., es común entre mujeres, comprendes
que todas somos una y que, sanándote tú y enseñando lo que has aprehendido a tu hermana, amiga o vecina, vamos sanando todas.
¿Por qué reivindicas la menstruación que tanto dolor e incomodidad trae a muchas mujeres?
El hecho de que la menstruación sea vivida con dolor o incomodidad es
una herencia patriarcal del modelo de sociedad en el que llevamos
viviendo desde hace tantas generaciones. No es que tu abuela o tu madre
no te quisieran lo suficiente como para explicarte que la sangre es vida,
es aprendizaje, es el botón de “reinicio” de las mujeres y tiene un
poder enorme, sino que ellas mismas ya habían sido víctimas, como lo has
sido tú, de estas creencias. Y ahí reside gran parte del trabajo, en la sanación de tu linaje femenino, conformado por línea materna: madre, abuela, bisabuela… y así, hasta el principio de los tiempos.
Dicen que la primera experiencia con tu sangre marcará tu relación
con ésta, durante toda tu vida fértil. Pues bien, yo no tuve una primera
regla habitual. Tenía el himen imperforado, algo que
pasa en un tanto por ciento muy reducido. Cuando, por fin, se supo qué
era lo que me pasaba, concertaron cita en el hospital para hacerme abrir
el himen, para que pudiese salir la sangre de menstruación que se me
había estado acumulando durante algunos meses. De esta manera, mi
primera regla fue todo un rito de paso, aunque en aquel momento no lo
pudiese entender así. Imagina una niña en una cama de hospital y, a su
alrededor, dos médicos y unos cuantos estudiantes de medicina, casi en
corro, mirando el poco habitual suceso. Faltó la Tienda Roja, el fuego
ardiendo y los tambores de las mujeres, pero el primer acercamiento que
tuve de mi sangre fue, sin duda, en manada.
Para poder comprender mi primera menstruación como un rito de paso,
reconciliarme con ella y vivirla como un regalo (porque lo es, tu sangre es un regalo),
he tenido que adentrarme en la sabiduría ancestral femenina, en la
Tradición de la Mujer Sabia. Y este es parte de mi trabajo , ayudar a las mujeres que así lo desean, a reconciliarse con su
naturaleza, para comprenderse y vivir su cuerpo de mujer desde una
plenitud que no nos enseñan en la escuela primaria.
sociedad MATRIARCAL ya¡¡¡¡¡¡¡¡¡
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