
Juan García
Atienza, publicó en1981, esta obra en la que el autor nos muestra una
hipótesis por la cual el mundo que conocemos y nuestras vidas forman
parte de un oscuro plan de unas “entidades” que nos utilizan como un
rebaño.
En sus casi
300 hojas, el autor desarrolla teorías que han barajado autores como
Icke, Freixedo, Zecharia, Charroux o Granger entre otros, pero con la
particularidad de que Atienza se antepone a muchas tesis actuales y
añade importantes detalles adicionales que nos permiten ampliar la idea
que la “Hermandad” mantiene un control social, político, económico,
legislativo… sobre nosotros para utilizarnos como “una forma de
alimento”.
En la solapa del libro, podemos leer:
¿Somos
marionetas cósmicas? ¿Es la humanidad entera un rebaño conducido por
entidades que controlan cada acto que realizamos y dirigen cada paso que
intentamos dar?
Parece como si, a todos los niveles
vitales, el ser humano hubiera perdido definitivamente el sentido de su
propia libertad, plegándose a todas las fuerzas que le arrastran
irremisiblemente a la dependencia.
¿Puede el hombre asEs el único
animal que obedece a aquello que desconoce radicalmente y el único que
teme enfrentarse a lo desconocido.pirar realmente a su
libertad? ¿Podrán permitírsela algún día esas fuerzas que le manipulan
en su propio y exclusivo beneficio? ¿O tendrá que rebelarse
definitivamente contra los dioses y hacer uso de su ineludible derecho a
elegir libremente su destino?
Al final del Libro, Atienza, nos desvela
lo que el denomina “la liberación” o el método de liberarse de estas
entidades y ser libre y nos muestra ejemplos de ciertos individuos que
consiguieron la ansiada meta.
“Hoy mismo, a
la vuelta de la esquina, los poderes religiosos siguen reclamando para
la divinidad oficial de turno el poder de «empujar» al místico a su
experiencia trascendente. Y hasta se da la paradoja de que, en algunas
ocasiones, ese místico-cristiano, naturalmente- resulta mejor
comprendido por un maestro oriental que por sus mismos correligionarios.
. La tesis en cuestión tiene por tema el de la Fe y San Juan de la Cruz‛ y, curiosamente, a través de la pirueta teológica, el estudio del futuro papa llega a la conclusión de que la vivencia mística es imposible si no va acompañada, conducida y dirigida -quiero decir, si no es provocada- por la divinidad y la fe que despierta. El místico, en estas coordenadas de fe pasiva y divinidad activadora, es un mero pelele a quien se concede desde lo alto la gracia de una vivencia trascendente que tiene que aceptar.”
El segundo, a cambio del presunto poder adquirido mediante el conocimiento y la experiencia trascendente, intentará integrarse, aisladamente o con su grupo de adeptos, en el nivel deconciencia inmediato, y desde él, exactamente lo mismo que las entidades que forman parte de ese nivel (por razones de evolución en conjunto de especie), tratará de manipular al resto del género humano al que pertenece, aunque sólo será, con sus seguidores, servidor presuntamente privilegiado de sus intereses y colaborador de segunda fila, en una tarea opresora de la humanidad y restrictora de su derecho conjunto a la propia superación.
En cierto modo, será como perro de ese rebaño que el pastor no puede atender cómodamente por sí solo. Vestirá collar de púas y manipulará a las ovejas como el pastor lo haría; las conducirá por donde el pastor desea y su creencia infundada de superioridad se verá siempre cortada por la presencia del amo, al que no tendrá más remedio que someterse, a cambio de su poder -prestado- sobre las ovejas.”
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