martes, 18 de febrero de 2014

Recuperando la Tradición de la Mujer Sabia o Salvaje

 “Durante siglos las mujeres fueron médicas sin título. Excluidas de los libros y la ciencia oficial aprendían unas de otras y se transmitían sus experiencias entre vecinas o de madre a hija. La gente del pueblo las llamaba “mujeres sabias”, aunque para las autoridades eran brujas o charlatanas”

¿Las mujeres del siglo XXI lo hemos conquistado todo? ¿Qué nos falta o que nos sobra? ¿Nos han robado algo?

El territorio de la mujer es su propio cuerpo y, desafortunadamente, desde hace muchísimo tiempo este territorio ha sido politizado. En España, en estos momentos, nos encontramos con la fatídica ley del aborto de Gallardón, pero tenemos que trasladarnos hasta el fin de los matriarcados de la Vieja Europa para comprender que este hecho no es algo nuevo, sino la supremacía de un patriarcado que decide, jerárquicamente, por nosotras mismas. Hasta que la mujer no pueda decidir libremente si ser madre o no, no habremos conquistado lo que nos pertenece. Hasta que no se comprenda que la igualdad entre géneros es una falacia del sistema en el que nos encontramos, no habremos conquistado todo lo que nos pertenece. Porque, párate a pensar algo: en un sistema capitalista, en el que la voz cantante es la del hombre* y sus necesidades, ¿la igualdad entre géneros no es la aceptación del modelo patriarcal dominante?


Hombres y mujeres somos distintos, ni mejores ni peores, uno no está por encima del otro, pero no somos iguales, por lo tanto, nuestras necesidades no son las mismas. Lo que conquistaron las mujeres de antaño, la sabiduria de las plantas ,la ciencia del parto de la relación entre el ciclo de la luna y el ciclo menstrual, la de nuestra sangre, etc., fue aniquilada por parte de los círculos más elevados de la jerarquía patriarcal, hace muchos años (recordemos, por ejemplo, la quema de brujas). Pero uno de los grandes problemas es que no recordamos. La historia ha sido escrita por los vencedores, por los hombres, y los testimonios de las buenas prácticas de aquellas mujeres apenas existen. Por ello se hace tan necesario el estudio y la investigación en los ámbitos de la sabiduría femenina ancestral.
Fruto de la evolución socio-cultural, incluso el lenguaje ha sido territorio robado pues, en estos momentos, la palabra “bruja” aún tiene connotaciones negativas, cuando su significado real es “mujer sabia, mujer que sabe” y la menstruación aún se ve como algo sucio, que hay que tapar: “estoy menstruando, necesito descansar más, pero no puedo, que no se note.”  Por lo tanto, también la desconexión del ciclo menstrual, uno de los instrumentos más valiosos que tenemos, cuando está bien entendido, nos ha sido arrebatado.
Las mujeres en su mayoría, aunque esto ya va cambiando, no menstrúan de manera consciente y son muy utilizadas frases como: “estoy mala”, cuando se encuentran en sus días de sangre. Las mujeres hemos conquistado parte del terreno masculino imitando el hacer patriarcal: envidiándonos entre nosotras, siendo ejecutivas de éxito, queriendo ser “perfectas” o  “súper mujeres” y hemos olvidado lo femenino en nosotras. ¡Hemos llegado a un punto en el quea mamantar al publico en acto revolucionario
 plublico! Queda mucho por conquistar, pero ahí estamos , llamando a mujeres preparadas para andar lo desandado y tejer lo descosido.



Qué es la Tradición de la Mujer Sabia o Salvaje y que nos puede aportar a las mujeres de hoy?

La Tradición de la Mujer Sabia o Salvaje no deja de ser un viaje a través de los tiempos, y a través de diferentes culturas del mundo, con el fin de recuperar la sabiduría femenina ancestral. No partimos de la base “lo de antaño siempre es lo mejor”, sino que investigamos, evaluamos y transmitimos a las mujeres de ahora el conocimiento que, fruto de la evolución socio-cultural y de los altos mandos del poder, nos fue arrebatado. Las fuentes más valiosas son los pueblos indígenas que aún viven, pero también nos basamos en la experiencia real de las mujeres del presente y en estudios realizados por médicxs, arqueólogxs, historiadorxs, etc. que han sido pioneros en sus campos, al dedicarse al estudio de lo femenino, en sus ámbitos.
Ser conocedoras de esta sabiduría y aplicarla a nuestra propia vida nos hace más conscientes de nuestro propio cuerpo, y este es el primer paso, porque cuando eres consciente de tu cuerpo puedes confiar en su poder ysentirse soberana del mismo. De esta manera, dejas de temer procesos naturales de la vida como es, por ejemplo, el parto, y empiezas a sanar las heridas que permanecen, intactas, en el inconsciente femenino colectivo. Cuando sabes que tu mal es el mal de muchas mujeres más, que la vergüenza a la masturbación, a mirarte en el espejo desnuda, etc., es común entre mujeres, comprendes que todas somos una y que, sanándote tú y enseñando lo que has aprehendido a tu hermana, amiga o vecina, vamos sanando todas.


¿Por qué reivindicas la menstruación que tanto dolor e incomodidad trae a muchas mujeres?

El hecho de que la menstruación sea vivida con dolor o incomodidad es una herencia patriarcal del modelo de sociedad en el que llevamos viviendo desde hace tantas generaciones. No es que tu abuela o tu madre no te quisieran lo suficiente como para explicarte que la sangre es vida, es aprendizaje, es el botón de “reinicio” de las mujeres y tiene un poder enorme, sino que ellas mismas ya habían sido víctimas, como lo has sido tú, de estas creencias. Y ahí reside gran parte del trabajo, en la sanación de tu linaje femenino, conformado por línea materna: madre, abuela, bisabuela… y así, hasta el principio de los tiempos.
Dicen que la primera experiencia con tu sangre marcará tu relación con ésta, durante toda tu vida fértil. Pues bien, yo no tuve una primera regla habitual. Tenía el himen imperforado, algo que pasa en un tanto por ciento muy reducido. Cuando, por fin, se supo qué era lo que me pasaba, concertaron cita en el hospital para hacerme abrir el himen, para que pudiese salir la sangre de menstruación que se me había estado acumulando durante algunos meses. De esta manera, mi primera regla fue todo un rito de paso, aunque en aquel momento no lo pudiese entender así. Imagina una niña en una cama de hospital y, a su alrededor, dos médicos y unos cuantos estudiantes de medicina, casi en corro, mirando el poco habitual suceso. Faltó la Tienda Roja, el fuego ardiendo y los tambores de las mujeres, pero el primer acercamiento que tuve de mi sangre  fue, sin duda, en manada.
Para poder comprender mi primera menstruación como un rito de paso, reconciliarme con ella y vivirla como un regalo (porque lo es, tu sangre es un regalo), he tenido que adentrarme en la sabiduría ancestral femenina, en la Tradición de la Mujer Sabia. Y este es parte de mi trabajo , ayudar a las mujeres que así lo desean, a reconciliarse con su naturaleza, para comprenderse y vivir su cuerpo de mujer desde una plenitud que no nos enseñan en la escuela primaria.

  sociedad MATRIARCAL  ya¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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