viernes, 27 de diciembre de 2013

SAVEMOS A NUESTROS  HIJOS




Por causa de la pobreza, muchos niños se ven obligados a trabajar o 
mejor dicho son obligados a trabajar. Los niños no están preparados para este tipo de esfuerzos físicos dada la naturaleza frágil de su cuerpo y de su mente. Como consecuencia de diversas formas de trabajo infantil, millones de niños están expuestos a peligros muy serios, sea por el trabajo en sí mismo o por el ambiente de trabajo que los rodea. 


Debido a su constitución anatómica, los niños e incluso los adolescentes sufren más accidentes laborales que los adultos. Por ejemplo, si hacen trabajo pesado, como generalmente sucede, el peso puede deformarles la pelvis o la columna o formarles hernias muy dolorosas. Si los niños están expuestos a sustancias químicas se ven en mayor peligro que los adultos pues tienen menos resistencia que estos. Además mentalmente es extenuante pues deben permanecer en el lugar de trabajo por varias horas realizando un trabajo monótono, algo para lo cual no están preparados ni mental ni emocionalmente. A diferencia de un adulto no saben cuidarse solos y no saben las medidas que deben tomar como precaución, por lo que son más propensos a accidentarse. Psicológicamente hablando, también hay consecuencias graves. Se e niega el cariño, se los trata como esclavos, se los insulta o golpea, se les castiga privándolos de alimento e incluso se abusa sexualmente de ellos. Por supuesto los niños que trabajan no van a la escuela, por lo que sen privados de un derecho inalienable: la Educación y la posibilidad de salir de ese círculo. Consecuentemente, estos niños están condenados a ser pobres de por vida.







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